martes, diciembre 15, 2009

Viajes Slow

La auténtica forma de viajar

Consumer Eroski nos ofrece un amplio reportaje sobre esta forma de viajar alternativa contrapuesta al TODO INCLUIDO que inunda periódicos, radios y la TV con anuncios intragables.



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Un poco de historia

El Movimiento Slow ("despacio", en inglés) nació en los años ochenta como reacción a un ritmo de vida trepidante. El estrés, considerado por muchos especialistas como la enfermedad del siglo XXI, y las costumbres estadounidenses de recurrir a la comida rápida, almorzar mientras se camina y pasar el domingo en un centro comercial, han terminado calando en nuestra cultura latina, tradicionalmente más sosegada. El Movimiento Slow recupera el placer de vivir sin prisas, disfrutando de la riqueza que supone la diversidad y de los pequeños placeres de la vida. Esa filosofía se ha trasladado al turismo con el llamado slow travel y la creación de slow cities.



Ciudades Slow en España
- Begur, Pals y Palafrugell en Gerona
- Mungía y Lekeitio en Vizcaya;
- Bigastro en Alicante;
- Pozo Alcón en Jaén
- Rubielos de Mora en Teruel.

Integración total con el país de destino
Otra clave de la filosofía slow es la defensa de la diversidad en las costumbres, la gastronomía, el folklore, la lengua... Rechaza por tanto que en todos los países se haya extendido el american way of life, el estilo de vida estadounidense, que se plasma en una vestimenta uniformizada; en la moda de pasar todo un día en un centro comercial consumiendo sin parar -compras, bolera, cena y cine-; en un mayor aislamiento y menor comunicación entre los miembros de la comunidad; en la imitación de costumbres, jergas y valores que transmite el gigante americano y, por consiguiente, el abandono de lo autóctono.

El slow travel, en cambio, es un estilo cercano al de los mochileros . El objetivo del viaje no es visitar una ciudad o zona sino descubrirla, conocerla, disfrutarla, e integrarse en ella.



El objetivo del viaje no es visitar una ciudad o zona sino descubrirla, conocerla, disfrutarla, e integrarse en ella. Para ello es imprescindible no tener prisas: elegir un destino que sea viable conocer bien en los días de los que disponemos, no marcarse metas cuadriculadas y atreverse a improvisar. Una máxima de este espíritu es disfrutar tanto del viaje como del destino, es decir, elegir el tren para contemplar el paisaje o la bicicleta para fundirse con él. De ese modo, se evita el avión y la obsesión de hacer en coche el máximo número de kilómetros por hora sin permitirse parar en los pueblos agradables que se encuentren por el camino.


Trucos y consejos

En cuanto al alojamiento, en medios rurales la opción más agradable es la casa rural: enclavada en un entorno bello, el huésped disfruta de su cuidada decoración, de un desayuno casero, y de una atención amable por parte de los dueños y del resto de personas alojadas en él. En destinos turísticos, los complejos hoteleros son el colmo del ostracismo. El turista pasa todo el día en sus instalaciones de corte occidental sin tener el más mínimo contacto con la realidad social del país, su arquitectura, su modo de vivir la noche, de comer, de comunicarse... Puntacana, en la República Dominicana, lugar que muchos llaman la cárcel de oro, es el claro ejemplo de cómo viajar a un país sin conocer absolutamente nada de él. A falta de hoteles rurales, es mejor decantarse por pensiones pequeñas en las que el trato sea familiar.

La obsesión con la Cámara y la Guía.
Otros dos vicios característicos de los turistas que critica el slow travel son la fijación por la cámara de fotos y la guía turística. La realidad no es la misma a través del objetivo que mirándola a la cara. Aunque es agradable recordar en papel o en la pantalla del ordenador los momentos más especiales, una fotografía es incapaz de transmitir tanto como la realidad y el hecho de tomarla distrae. Además, una fotografía de un edificio con el tiempo nos dirá lo mismo que cualquier postal. Por tanto, es más acertado olvidarse de ella y rescatarla sólo para inmortalizar momentos, gestos o actitudes inolvidables de las personas. La guía debe ser una pequeña ayuda, no un salvavidas. Su utilidad es que no nos perdamos pero el slow travel se pregunta: ¿y por qué no hacerlo? Animarse a dejar a un lado el mapa, callejear guiándose sólo por impulsos o por consejos de las personas autóctonas es probablemente la mejor manera de conocer el lugar de destino.

1 comentario:

Pau Sánchez dijo...

Hola Dani

Em va fer il·lusió trobar-te l'altre nit. Sona molt gay? jeje...espero que no!!

No se si llegiras això...si ho llegeixes envia'm un mail a shauen@hotmail.com que així et tingui fitxat!!!I així no t'haig d'escriure aquí...

Fruït del meu insomni he estat xafardejant per aquí i no sabia que fossis un blogger tant actiu. M'ha molat veure els teus viatgets i m`ha molat molt veure als 2 sergis i tal...i si els genolls no m'amarguen ens veurem en alguna cursa segur!! Els del puto RCD els boicotejaria però com ets tu et tindré un respecte...

Vaig fer un blog de la meva rutilla per la Patagonia i tal...si el vols veure:

http://locovistevos.blogspot.com/

Aviam si ens posem en contacte...si vols.

Cuida't i una abraçada